Vas al supermercado en busca de aceite de
oliva. No te fijes en el precio, fíjate en la calidad. Sí, has leído bien: no
te fijes en el precio. Compra virgen extra, te lo recomendamos
por tres razones:
· Su sabor es superior.
· Su sabor es superior.
Lo más importante del aceite de oliva virgen
extra es su sabor.
Para apreciar bien el gusto de un aceite lo mejor
es que hagas una cata en tu casa. Toma una cucharada sopera de un virgen extra
y mastícalo de forma lenta y suave hasta que tu lengua se empape bien. Un sabor afrutado, amargo y un poco picante
es señal de un buen aceite hecho con una aceituna sana. Un aceite rancio,
oxidado, plano y apagado es un mal aceite.
No te fijes en el color. Es lo que menos importa. Las catas
se hacen en vasos azules para que el catador no se fije en el color del aceite
de oliva. La tonalidad de un virgen extra no está relacionada con su calidad,
sino con el mes en el que se ha recogido la aceituna.
·
El virgen
extra es mucho más sano que el resto de aceites de oliva.
Consumirlo con frecuencia reduce las posibilidades de sufrir
un accidente cardiovascular. El aceite de oliva es bueno para la salud por
su alto contenido en grasas monoinsaturadas y polifenoles, que reduce el nivel
de colesterol
malo y
aumentan el bueno. Cuanto más virgen sea el aceite mayor es la concentración de
estas sustancias. Es decir: el aceite de oliva virgen extra es el
más sano de
todos.
Pero el
virgen extra tiene más beneficios. Te recomendamos que consultes la lista que publica la Fundación Española del
Corazón.
·
No supone tanto ahorro.
El precio del litro de aceite de oliva virgen extra es más
caro, pero realmente merece la pena comprar otro aceite más barato, sólo por lo
que nos ahorramos en la cesta de la compra.
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